miércoles, 28 de enero de 2015

El Monstruo

No elijo a mis víctimas, ellas me eligen, dirás que tan solo se han sentido atraídas hacia mí, pero yo ya tengo una familia y el resto del mundo se puede morir.

Si viven sus vidas y no interfieren, no me importa, incluso si mantienen una relación superflua conmigo no los esquivo, pero no deben querer participar de mi círculo vital, eso no lo consiento.

La amistad es para los débiles, para los que precisan terapia psicológica, yo me basto conmigo mismo y con la felicidad de los míos.

"Si torturaran, violaran y asesinaran a la hija de Gabriel, este no sentiría nada, ese es su talón de Aquíles, el cree que le importan los suyos, pero en realidad no le importa nadie salvo él mismo".

Revelo a puerta cerrada una más de mis fotografías, otro rostro de pánico merecido, la cuelgo junto al resto para que se sequen.

Julia abre la puerta del estudio y contempla lindas fotografías de flores, insectos y otras bellezas minúsculas ampliadas por el zoom de la cámara.

" Mi padre es una persona seria, respetada, pero no tiene amigos, su trabajo y sus aficiones no se lo permiten".

Gabriel cena junto a Ana, Julia y Joel.

- Mañana tengo partido.

- Lo sé hija.

Gabriel se levanta de la cama sigilosamente para no despertar a Ana.

Admira su álbum de rostros.

- Papá, ¿Qué haces?

- Nada hija, pienso.

- ¿En qué piensas?

- En nada, buenas noches Julia.

- Buenas noches papá.

Gabriel se afeita, se deja el bigote, piensa que podría dejárselo y luego lo afeita y piensa que está mejor sin él.

El equipo invitado lleva dieciséis puntos de ventaja, Julia está mosqueada, suda y se pone colorada, le dan un pelotazo en la cara y no se disculpan, pierden el partido, no pasa nada, a su padre le ha gustado como ha jugado su hija, él y Joel la felicitan, luego se van los tres al cine a ver una película de miedo que para postre resulta ser malísima.

Te golpeo en la cabeza y mueres, es la solución perfecta, no hay otra mejor. Antes, mientras sujeto el martillo y lo abalanzo sobre ti, te hago una foto, quedará estupenda.

He sentido una presencia maligna, más intensa que la de mis víctimas antes de ser víctimas de nada, solo culpables de intrusión, esa presencia es el diablo y me quiere a mí, en una jaula, arrepentido y fuera de juego, lo primero es una especulación, de lo segundo no hay duda, quiere arrebatarme la libertad de ser y estar, le da igual como me lo tome.

La primera vez que maté a un ser humano, si se le puede llamar así, yo era tan solo un crío, ella una señora enfermiza que insistía en llevarme a casa, me había perdido, tenía unos seis años, le advertí varias veces que me dejara en paz, que ya me las apañaría para encontrar el camino de vuelta a casa, pero ella persistió en acompañarme, aquella vez fue la primera, sentí la intrusión perturbadora que precisaba de una fácil e inmediata solución, al final, agotado por su insana insistencia, le dije que vivía cerca pero que no sabía como llegar y que creía que debía bajar por unas escaleras que conducían a un paso subterráneo que cruzaba las vías del tren.

- Mi casa está al otro lado de las vías, en una calle de allí detrás.

Ella bajó las escaleras con la cabeza, la espalda, de costado... Me muero de la risa al recordarlo, ella murió al partirse el cuello.

Luego llegué a casa sin problemas, recordé enseguida donde me encontraba y el camino a seguir.

Que liberación sentí, que fácil.

Encerrar a alguien, eso es crueldad, este mundo es para los valientes, no para los necesitados o las absurdas leyes del hombre necio, sentencia y sé el verdugo, vive y deja vivir, no dejes vivir y muere, esa es mi sentencia, hago que se cumpla y gozo con ello.

Julia no ve fotos lindas, Gabriel no se levanta de la cama sin despertar a Ana, porque ni Ana ni Julia existen.

Gabriel está sentado en el banco del parque mirando como unas crías juegan al baloncesto, se imagina a Joel a su lado y luego felicitando a una de las niñas por el buen partido, más tarde, solo en el cine mira a ambos lados y repite a los asientos vacíos, " Que peli tan mala, eh!".

De pequeño Gabriel sufrió vejaciones y torturas, ahora es un asesino con temor a ser descubierto, en su interior sabe que ese será su fin y que no puede hacer nada para evitarlo, en el fondo quiere que así sea, mientras, goza con lo que hace.

- Buenas noches Joel.

- Buenas noches Julia.

- Buenas noches Ana.

Todos duermen, Gabriel admira su álbum de rostros.



10 comentarios:

  1. ¡Otia! u.u ¡Has cumplido tu misión! Se me ha quedado mal cuerpo... Lo he tenido que leer dos veces, porque a la primera me he quedado con cara de "¿Ein? Pe-Pero... ¿Qué leches?" Así que... Solo decir que es un escalofriante relato, ¡Maldito Gabriel!
    ¡Besis! ;)

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  2. Vaya!!! Mil gracias Campanilla! Un malévolo placer, jejeje, abrazos!!!

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  3. Macabro relato, Edgar. Muy interesante el tono con el que el protagonista narra sus experiencias, todo un personaje.
    Muy bueno. Abrazo!

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    1. Gracias Federico! Gabriel ha sonreído ante el comentario... Jejeje

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  4. Aterrador Edgar. Da mucho miedo este tipo! Bienvenido a El Círculo de Escritores y muy buena entrada. Un abrazo

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    1. Muchísimas gracias Ana Lía, por el comentario y la bienvenida, un placer!

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  5. Un personaje de los que a mí me gustan. Un asesino frío y demente bien definido. Saludos.

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  6. Mil gracias Ricardo! Tu crítica me anima a seguir indagando en el género!

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  7. No lo había leído y me has dejado con la boca abierta. Un gran relato en primera persona de un asesino muy cruel. Un abrazo Hermano de Letras.

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    1. Me alegra que lo hayas leído y haberte dejado boquiabierta.
      Muchas gracias, María.
      ¡Abrazo, Hermana de Letras! ;)

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